La ansiedad es
un estado fisiológico que funciona como una alerta que ayuda a enfrentar y protegernos de situaciones que evaluamos
como amenazantes o peligrosas. Por lo tanto, es un mecanismo adaptativo que
tenemos los seres vivos, donde la respuesta de ansiedad nos permite afrontar la
amenaza luchando o huyendo. Pero cuando un problema nos genera una ansiedad
excesiva, produciendo una sobrealerta, nuestro cerebro bloquea la capacidad
para razonar y da paso a un conjunto de conductas primitivas para lograr
sobrevivir ante el peligro, ya sea real o imaginario.
Entonces, tanto
adultos, niños y adolescentes ante tales situaciones de peligro, podemos
reaccionar en forma impulsiva y/o agresiva o bien, paralizándonos. Cuando esta
forma de funcionar y reaccionar se va repitiendo en el tiempo, se puede
desarrollar un trastorno ansioso, donde se va instalando un repertorio de
pensamientos y conductas automáticas ineficaces, que lleva a evitar el malestar
que me genera esa amenaza. Es esperable que a nivel físico provoque síntomas,
como nauseas, bloqueo mental, dolor abdominal, dolor de cabeza, sequedad en la
boca, temblor corporal, etc.
Dentro de las
causas que pueden desarrollar un trastorno de ansiedad está el estilo de
crianza de los padres y familia que sean muy sobre-protectores o catastróficos
en evaluar los eventos de la vida, situaciones ambientales complejas para los
niños/as y adolescentes como el colegio, disfunción familiar, la relación con
sus pares, enfermedades, etc. siendo los más comunes: ansiedad de separación,
ansiedad o fobia escolar, fobia social, mutismo selectivo, crisis de angustia.
Donde el niño se siente incapaz de enfrentar las dificultades, va más allá de
sentirse nervioso, se convierte en una forma de procesar la realidad poco
saludable.
Por lo anterior,
a veces es frustrante no saber cómo calmar o contener estos síntomas, se prueba
minimizando el miedo como si fueran simples pataletas o bien se sobre-reacciona
aumentando los síntomas. Por eso, es
importante que los padres se observen cómo reaccionan ante las dificultades o
situaciones nuevas que pudieran estar influyendo en los hijos, qué tanto actúan
sobre-protegiendo a los hijos, sobre-exigiendo
o creando altas expectativas con los hijos que son inalcanzables a las
características reales de los niños (tener las mejores notas, ser el mejor en
deportes, ser popular o sociable, etc.).
Por eso, al no tener resultados efectivos es necesario pedir orientación a los
expertos.
Lorena Concha Rebolledo
Psicóloga Clínica
Centro de Hipnosis Clínica de Chile
+56944281307 - 22325119
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